miércoles, 23 de septiembre de 2009

La Sarandanga y el primer payaso negro de la República de Burundi







Con esta sonrisa el payaso "Tanganica",
llenaba de alegria a los niños de Burundi


_ Según el registro Nacional de las personas de Burundi, Teté Mbwebe nació el 12 de abril de 1953, a la temprana edad de 4 años. El niño de cabello crespo, piel oscura y enormes manos, acudió por sus propios medios a solicitar que la justicia le otorgara un documento que acreditara su identidad.
Teté Mwebe era hijo de un Albañil que había sido enjuiciado en mas de una oportunidad por mala praxis al construir chozas de juncos de manera defectuosa. Es que Murumbu Mwebe tenía la ilusión de poder fabricar chozas con entrepisos donde los niños pudiesen dormir tranquilos, en tanto que sus padres, en planta baja, escucharían por radio al popular negro Orowundi. El problema radicaba en que el junco no resultaba, por lo general, un material resistente y los chicos caían , sin ningun tipo de protección, sobre las cabezas de los desprevenidos padres que resultaban en su mayoría, heridos y hasta infartados por el susto que les provocaba, según decían, "ver negritos caer del cielo". La obsesión de Murumbu había nacido producto de una fotografía que siempre veía en casa de su suegro, Smwali Katembe. Aquella fotografía no era otra cosa que una vieja postal de un lugar llamado Buenos Aires, y había ido a parar a Burundi en el morral de un explorador chipriota al que Smwali se había devorado con unas "papas pai" hacía no menos de veinticinco años. Smwali Katembe era caníbal, y Murumbu siempre agradecía el hecho de que el anciano se hubiera quedado ya sin dientes auque siempre temía que alguna vez, enojado, se lo manducara, ya blandito, luego de haberlo hervido en un caldo de choclo. De todas maneras el código gastronómico de las tribus caníbales no incluye a familiares dentro del menú, motivo más que suficiente para que Murumbu ni pensara en separarse, o tan siquiera en enviudar, para seguir perteneciendo a aquel círculo tan particularmente selecto. Por otra parte, Murumbu trataba siempre de evitar las invitaciones de su suegro "a comer un asadito" tal como el anciano solía decir. Aquella postal que mostraba los altos edificios de Buenos Aires, y que el explorador chipriota llevaba consigo al ser capturado para luego ser convertido en un "explorador al marsala con salsa bechamel", había cautivado al albañil que juró convertirse en el primer constructor de chozas de mas de una planta de todo Africa.

Luego del cuarto litigio y de que su suegro le hiciera el favor de devorarse a cada juez que entendió en la causa declarándolo culpable, Murumbu se dio por vencido y cayó en una profunda depresión que lo llevó a convertirse en presa de una adicción insostenible: el agua potable. El padre del joven Teté gastaba todos sus ingresos, los de su esposa, e incluso los ahorros del pobre niño, en adquirir aquel bien de lujo que no sólo bebía sino que también, en un acto de demencia, usaba para bañarse día por medio. Tal acto de derroche llevó a Murumbu a deberle a la mafia del agua potable mas de un millón de francos burundianos. Un día, al ver a su padre llorando, colgando de un arbol, atado de un pie por una soga de hilo sisal, el joven Teté tomó dos decisiones fundamentales, la primera: bajar a su padre de aquel arbol donde los sicarios de la mafia acuífera lo habían colgado; la segunda: se juró a sí mismo no ser un fracasado inepto como su infeliz padre; seguiría sus instintos y dedicaría su vida al mundo del espectáculo y el entretenimiento. Teté pensó, con acierto, que aquel era el momento ideal para contarle a su progenitor la elección profesional que había hecho pocos dias atrás: El benjamín de los Mwebe había decidido ser payaso, el primer payaso negro del Africa Central. A pesar de seguir pendiendo de aquel árbol (debido a la sabia decisión de Tete de comunicarle primero su deseo vocacional y luego, cuando su padre estuviera mas calmo, desatarlo), Murumbu comenzó a lanzar golpes de puño a su pequeño hijo, que éste con la agilidad de un simio joven y bien alimentado, esquivaba brindando un espectáculo sin igual. Unos niños que paseaban por el lugar comenzaron a reír sin cesar y fueron en busca de otros querubines que también se deleitaban al observar a aquel adulto pendulante que procuraba golpear al escurridizo infante. El espectáculo montado por padre e hijo, se hizo sumamente popular en la aldea de "Kelelelewelwelewlelelelonga" (lugar de donde eran nativos los Mwembe). Todos los viernes, sabados y domingos a las 20 horas y por el módico precio de 15 francos burundianos, el dúo ofrecía aquel espectáculo clownesco que con el correr del tiempo, se fue volviendo un clásico de los fines de semana de aquella pequeña aldea del sur de Burundi. La primera experiencia del joven Teté como payaso había sido totalmente exitosa. Con el correr de los años el jovencito fue ganando fama, popularidad, cariño y mucho, pero mucho dinero. Ahora Teté era conocido como el "Payaso Tanganica", nombre que había adquirido en honor al lago central del continente africano que su país, Burundi, compartía con la República Democrática de Congo, Zambia y Tanzania.

Dicho nombre le traería al joven artista sendos problemas, ya que el payaso "Tandarica", un clown rumano radicado en la Argentina, lo denunció por plagio en la ADECLOPAYAMUN (Asociación de clowns y payasos del mundo), por considerar el nombre elegido por el joven teté como una burda copia de su nombre artístico.

Nuevamente los juicios habían entrado en la perturbada existencia de la familia Mwebe. Lamentablemente, el abuelo Smwali, ya no podía devorarse a los jueces que entendían en la causa. El anciano estaba forzado, por prescripción médica, a realizar una dieta a base de vegetales, por lo que sólo podía ingerir personas en estado comatoso de grado 4.

Teté Mwali perdió toda su fortuna. Los programas de chimentos de Burundi, lo mostraban cada vez más destruido, descuidado y obeso, debido (y volvía a repetirse la historia familiar) a una severa adicción a los palitos de la selva.

El shaman de la Aldea acudió en su ayuda y le sugirió que se internara en una clínica que era conocida por los integrantes de la tribu como "La timbaleta, spa, relax & resort." Una vez recuperado de su adicción a los dulces, Teté Mwebe juró vengarse del Rumano insensato. Viajaría a Buenos Aires con el único fin de saciar su sed de revancha. Tomó el poco dinero que le quedaba y sacó un pasaje con destino a la "Reina del Plata". Debió tomar una identidad falsa, para poder salir del país, puesto que pesaba sobre él un pedido de captura por haberle hecho la broma de la flor con el agua al mismísimo Idi Amin, en una visita que el líder ugandés realizara en secreto al ministro de pesca de su país.

La identidad que tomó el primer payaso negro del Africa Central, fue la de una mujer: Sara Mdanga. Con un pasaporte falso y a la edad de 34 años, el payaso de ébano había ingresado al país con el fin de liquidar a su asérrimo enemigo. Lo que Teté no sabía era que el histórico mozo y clown Rumano había dejado la Argentina para radicarse definitivamente en su país de origen. Luego de intensos años de busqueda estéril, Teté Mbwebe, que en la Argentina no era otra que Sara Mndanga, tomó la decisión de dar por concluida su búsqueda. Harto de vivir una vida que no era la suya y de que lo confundieran con Anamá Ferreyra, Teté Mwebe, alias, el payaso Tanganica, alias Sara Mndanga, decidió ponerle fin a su vida. Cosa que jamás pudo hacer ya que, una vez que llevó su revolver a su sien, del frío caño no surgió una bala , sino una banderita que llevaba inscripta la onomatopeya "bang".

Triste, sin siquiera poder suicidarse, Teté decidió retomar su vida masculina, y hoy vende bijuterie, que exhibe sobre un paraguas, en la avenida Corrientes.

Mil veces he intentado consultarlo acerca de si era cierto aquel nombre que utilizaba para su alter ego femenino: Sara Mndanga. Siempre respondió lo mismo: "no habla español".

Sin su testimonio, y sin documentos reales que acrediten su existencia como mujer, jamas llegaré a saber, si el primer payaso negro del africa central, fue durante algun pasaje de su vida "la Sara Mndanga"; O "La sarandanga", que es lo único que me motiva.

Seguiré en la busqueda, pues.









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