martes, 13 de octubre de 2009

"Jorge Luis también habló de La Sarandanga"

Debo agradecer el paso del tiempo. Debo agradecer los avances de la tecnología. Debo agradecer el hecho de que cada vez mas personas se contacten conmigo para aportar datos sobre ese misterio inenarrable que significa LA SARANDANGA. Son la internet y este espacio que se me brinda a traves del presente Blog, quienes me dan la posibilidad de conocer a personas tales como Juan José del Rosario De las Mercedes del Sagrado Corazón de Jesus de la Cruz, eminente hombre de letras nacido en el hermano país de Ecuador, en la localidad de Portoviejo, provincia de Manabí, a 244 kilómetros de Quito (yendo en Helicóptero). Juan José del Rosario de las Mercedes del Sagrado Corazón de Jesús de la Cruz (A quien a partir de ahora llamaremos, simplemente "juanjo") es un erudito que ha dedicado su exisencia a investigar la obra y la vida del mas grande Literato que ha dado, a mi entender, nuestro país hermano: Aquel hombre nacido en Quito a quien sus padres bautizaran como Jorge Luis Serrano.


Hace aproximadamente dos años, encontrándome yo en la localidad de Aldo Bonzi (con el objetivo de seguir una pista que finalmente resultó ser falsa) , me sorprendí al descubrir en mi casilla de correo electrónico un mensaje cuyo remitente era el siguiente: juanjosedelrosariodelasmercedesdelsagradocorazondejesusdelacruz@reremail.com.ecu y que en el asunto rezaba: "Jorge Luis habló de la sarandanga". ¿Quien iba a ser sino al enorme genio de Jorge Luis Borges a quien se refiriera mi misterioso informante? El mismísimo Borges, según este colega ecuatoriano, habia hecho referencia, en alguna ocasión, a ese misterio enorme que ocupaba mi existencia. Aquello era algo digno de ser festejado. Tan grande fue mi alegría al enterarme, que comence a gritar, a bailar, a quitarme la ropa, llevando a cabo un espectaculo similar (en lo que a la danza respecta, no en cuanto a la calidad estética de los cuerpos) al que realizan esos esculturales muchachos metrosexuales a los que vulgarmente se conoce como "strippers".

No fueron pocos los golpes que recibí aquel día, y resulta comprensible que así haya sido, ya que el dueño del locutorio donde me encontraba y algunos padres de los chicos que allí disfrutaban de sus entretenidos juegos en red, montaron en colera al observar aquel espectáculo bizarro que yo llevaba a cabo al ritmo de "el meneaito" (melodía que cantaba como podía con signos de severa agitación) sobre la mesa donde se hallaba la computadora, vistiendo sólo mis calzoncillos violeta marca "eyelit"

A pesar de los politraumatismos y de la fisura de tres de mis costillas, aquella fue una tarde de saldos positivos: no había pagado el uso de tres cuartos de hora de internet y tenía un dato que jamas hubiera esperado: "Jorge Luis habló de la sarandanga". apenas recibi el alta médica del hospital Tornu, acudí raudo a mi hogar con el fin de leer por completo el e-mail que mi colega "juanjo " había enviado.


E-Mail Que aquí transcribo literalmente:


From: juanjosedelrosariodelasmercedesdelsagradocorazondejesusdelacruz@raremail.com.ecu


To: radomirezpeleta@live.com.ar



Subjet:"Jorge Luis habló de La Sarandanga"


Etimado Radomir:

Antes que nada, permita que me presente: mi nombre es Juan José del Rosario del Sagrado Corazón de Jesús De la Cruz, pero los amigos me llaman "Juanjo". Soy periodista e investigador, pero ante todo, se me debe considerar como el biógrafo oficial del mas grande literato que dio nuestra patria ecuatoriana: Jorge Luis Serrano.

Me permito hacer un repaso pequeño de la historia de este individuo, para que usted conozca en definitiva, el contexto y momento de su vida en el que el erudito escritor, mencionó aquello que se conoce como "La Sarandanga".

Jorge Luis Serrano nació el 24 de agosto de 1899 en la ciudad de Quito. Por influencia de su abuela paraguya fue educado en las leguas española y guaraní. Cuando el pequeño Jorge cumplió once años, su familia decidió trasldarse a Ginebra donde el niño intentó cursar su bachillerato, pero debido a que no sabía alemán, frances ni italiano, Serrano debió dedicarse al lavado de copas en un restaurante de comida yugoslava ubicado en los suburbios de la ciudad helvética. En aquella época, y harto de los malos tratos de su jefe Mirko Spedovic´, Serrano escribió su primer libro de poemas "Las copas en el culo", publicación que reunía una serie de poesías de tinte inconformista que ya mostraba el desengaño ante la vida del inminente literato. El mas destacado de aquellos poemas era el numero 14, que, aunque breve, dejaba ver ya el interés hacia la metafísica por parte del joven ecuatoriano:

"Poema 14"

En la circularidad del tiempo
las respuestas se repiten,
en mi memoria las palabras compiten
por ganar un espacio de importancia
y en la mas extensa arrogancia
solo acude a mis labios la frase
que de la ira hacia el monstruo nace
"que en tu ser todo, mi odio taladre:
¿porque no te vas un poco a la concha de tu madre?"


Preciso, aunque sin el vuelo literario que fuera logrando con el correr de los años, aquel joven de letras ya mostraba signos de genialidad.

Hacia el año 1941 publica su primer libro de cuentos "El presidente de los ojos que se bifurcan" una metáfora del poder político al que algunos observan con buenos ojos, y otros no tanto. El éxito de aquellas páginas fue tal que en 1944 a pedido de su editor publicó su segundo libro de cuentos al que titulara "Fricciones", de un alto contenido erótico donde se destacaban relatos como "Las ruinas circulares" en el que se narraba la experiencia de un joven muchacho al que tras una noche de descontrol en una orgía y tras haber bebido de mas, le había quedado su circulo en ruinas. Otro de los cuentos que llamaban la atención en dicha publicación era "La biblioteca de Mabel", que narraba las aventuras amorosas de una joven bibliotecaria y los estudiantes que allí acudían a buscar sus libros.

Pero fue en una de sus tan recordadas conferencias en la que Jorge Luis Serrano mencionó la Sarandanga por primera y única vez, mas precisamente en aquella que titulara "El tiempo infinito de esperar el 78". Conferencia que brindara en Buenos Aires subido a un estrado pequeño en el parque "Los andes" ante no mas de tres personas. En aquella conferencia, (A la que no pude acudir por encontrarme en mi país de origen) el eminente literato se refería a los pensamientos que la mente humana elucubra al aguardaar un ómnibus que no llega. Decía el genio:

"La finitud de la espera, se contrapone con el infinito redundante de la duda que plantea la angustia que ésta provoca. El planteo que suele hacerse el hombre desde su raciocinio ilimitado es el que lo lleva a dudar acerca de la existencia real de ese ómnibus, de ese medio de traslado hacia otro espacio donde, tras el arribo, el tiempo carece de importancia nuevamente. La necesidad de plantearse la existencia o no de ese medio de transporte lleva al individuo a inventar otros medios diferentes, aunque similares. La invención del taxi es la mas absoluta demostración acerca de que el razonamiento del hombre no permanece a solas esperando que se haga realidad su pensamiento, sino que a traves de una propuesta metafísica decide crear el nuevo medio (el taxi), medio al que aborda para notar de inmediato, con desprecio y desazón que el primer medio imaginado y esperado (el omnibus, en este caso el 78) acude inmediatamente a posteriori de la materialización del segundo medio que se pensó. En definitiva cuando uno se hartó de que el tiempo sobrepase las espectativas del omnibus y se decide cambiar el medio de transporte e inmediatamente depués de que uno se subió nota la llegada del tardío colectivo, pues allí es donde se produce "La sarandanga": en la conjunción del medio esperado, el nuevo medio inventado y la distancia con angustia a ser recorrida, ese conjunto de espacio, medio y estado anímico, es un espacio similar a un agujero negro espacial , a que llamamos "La sarandanga""

No puedo confrmar que efectivamente Jorge Luis Serrano haya brindado esta reveladora conferencia, pues fue en un escrito que encontré en el cuaderno de mi mejor amigo, (que según dice si estuvo presente ante dicha exposición), en que me baso al pensar que Serrano, mencionó a la Sarandanga.
Espero que, a pesar de la imposibilidad de demostrar la veracidad de dichas palabras, usted pueda encontrar, alli , en el pais donde la conferencia fue dictada , datos fehacientes que lo lleven a encontrar el verdadero sentido de La sarandanga
Atte.
Juan José del Rosario de las Mercedes del Sagrado Corazón De Jesús De La Cruz. (Juanjo)

Así culminaba el correro electrónico, así comenzaba una nueva pesquiza por mi parte tras una pista que quizas, esta vez sí, sea la correcta.
A seguir buscando, pues

lunes, 5 de octubre de 2009

La cofradía de "La sarandanga"









Uniforme de los integrantes
de la cofradía de "La Sarandanga"


Corría el año 1964. Como siempre mi tío Aníbal estaba borracho, con el resabio de haber pasado una noche en la casa de masajes "La gomosa" del partido de Morón. Como nunca, mi tía Adelmira se hartó de él y lo dejó a su merced; a la deriva en ese océano de alcohol en el que el hermano de mi padre solía naufragar a ciegas.

Presa del dolor, el tío, según cuentan los vecinos que lo oyeron hasta dos cuadras a la redonda, gritó con la tenacidad y la fuerza de un orangután en período de celo: "Por fin te vas vieja odiosa!...Ya me tenías los huevos llenos... las pelotas por el piso... completas, me las tenías... llevate a ese loro que no para de hablar y que es mas feo que la mierda... Si, de tu hermana estoy hablando... llevátela y no vuelvan nunca!"

Al tío Anibal le llevó varias horas comprender que quien había sido expulsado de su casa era él, y no como creía, (producto de su borrachera), que la que se había retirado del hogar era su cónyuge.

La resaca hacía estragos en su cabeza y el dolor punzante en la nuca lo acercó de inmediato a la realidad: Sin un centavo, sin techo y sin otro valor más que su pequeña y vacía petaca de metal, Aníbal Ezpeleta, se vio obligado a caminar el trecho que lo separaba de su ya inexistente nido de amor, en el barrio Gaona, (partido de Morón , atrás del palomar) hasta la casa de mis padres (que es la que hoy habito en soledad) en el glorioso barrio de la chacarita.

Aquella peregrinación plagada de falta de voluntad, de casancio y de vómitos que se repetían cada doscientos metros, cambiaría la vida de mi tío, y según cuenta la historia, también la de mi querido país, la Argentina.

El viejo Anibal ya había caminado (perdido cual DNI en un recital) durante mas de 18 días continuos sin hallar siquiera un pasaje, negocio o plazoleta que le resultasen conocidos. Un tanto desorientado, sediento y con los estragos que el frío provocaba en su áspera piel, decidió entrar a un bar para consultar respecto de la ubicación de la avenida Federico Lacroze, del barrio de la chacarita, punto desde el cual el bajo y calvo hermano de mi padre sabía ubicarse hasta llegar a la calle Olleros (a una cuadra) donde mi familia poseía su tan amado hogar.

Un silencio sepulcral invadió el ambiente de aquel bar donde once individuos que llevaban atuendos extraños observaron estupefactos a aquel hombre que había ingresado al establecimiento en calzoncillos, con unas bragas de mujer en la cabeza, tacos altos y marcas de lápiz labial en el cuello. Aquella entrada poco triunfal, sin duda representaba un espectáculo único, Dantesco.

El bar permanecía a oscuras y sólo la luz de dos candelabros hacía que las sombras y los destellos de sus llamas danzaran frenéticas sobre las paredes de aquel ambiente que olía a almizcle, azufre y milanesa frita. Eran las tres de la mañana, y el hombre que parecía presidir aquella misteriosa reunión se acerco al tío y, asombrado dijo: "Hermano, estas en el "Torreon del monje", en la ciudad de Mar del Plata... y tu buscas la Chacarita... ¡Traigan el libro de las profecías!"; tras unos segundos de pasividad por parte del resto de aquellos hombres extrañamente uniformados el líder se dirigió a un muchacho ubicado en el sector mas lejano de la mesa y dijo: "Lopecito, no sea imbécil, traigame el libro de las profecías". Lopecito miró con recelo al tío Anibal y obedeció. El libro de las profecías era una libreta de almacenero que permanecía guardada en una pequeña lata de té que a su vez estaba cerrada por un candado que el gran líder abrió con dificultad. Luego de un extraño ritual en el que todos los hombres entonaron una melodía en un idioma extraño , similar al jeringozo (pero que no era dialecto rosarino), el lider leyó en voz alta la página central del pequeño anotador: "El elegido llegará a nosotros, cuerpo de hombre , calzado de mujer , en busqueda de la tierra de los muertos"

"El elegido, llegó el elegido, el elegido, llegó el elegido..." cantaban todos entonando los versos como si se tratase de una canción de cancha.

Cinco minutos mas tarde, el grupo de extraños hombres estaba bañando a tío Aníbal en el piletón donde se asean las copas en el torreón del monje, no porque aquel acto formara parte de una especie de ritual de iniciación, sino porque el tío despedía un hedor nauseabundo, mezla de perro mojado, salame tandilense y queso roquefort. Luego, si, comenzó el ritual de iniciación: en la cúpula del viejo torreón azotaban a Anibal con diferentes látigos de varias colas y con semillas de arboles arrojadas a poca distancia con el viejo sistema del rulero y el globo. El tio pegaba alaridos e insultaba sin cesar a aquellos bestiales iniciadores que emulaban a Torquemada en la antigua inquisición.

"Ha llegado a la cofradía
y ha de ser bienvenido
pues este pelado que hedía
resultó ser el elegido"

El grupo entero cantaba y danzaba alrededor del Anibal realizando movimientos similares a los del charleston de los años 20, cosa que resultaba del todo lógica ya que aquellos Pseudo Masones vestian como bailarinas de casa de burlesque de la chicago de los años que precedieron al crack del 30´. Una corona de plumas fue colocada sobre la testa de Anibal que sólo repetía de manera desesperada: "Sólo quiero llegar a Chacarita, dejenme de joder!"

Cuatro horas duró aquel ritual, aquel tormento. Finalmente y luego de convencerlo con métodos convencionales y otros no tanto, Anibal Ezpeleta había aceptado convertirse en el lider espiritual de aquella secta clandestina , que tenía como objetivo la transmision de la cultura popular de los gnomos de la checoslovaquia septentrional, ligados directamente con la "magia lila" (la magia lila no es otra cosa que la magia roja combinada con un poquito de magia azul, que produce, por lo general cosas benignas).

Lopecito, quien había llegado a la cofradía con el severo convencimiento de que debería ser él en persona quien rigiera los destinos de la clandestina institución, jamás vio con buenos ojos la designación de Anibal Ezpeleta como el Guia de aquellos espiritus sensibles aglomerados por una causa común.

Borracho por el deseo de poder, embriagado por las mieles de un delirio místico incontrolable, el joven Lopecito insistía en que aquellos individuos enfundados en vestidos de lentejuelas y coronados con coquetas plumas de pavo real, debían Ganarse la confianza de los hombres y mujeres ligados al poder de nuestra querida patria con el oscuro fin de digitar la vida de los ciudadanos en base a la brujería.

Todos se reían de Lopecito, a quien creían un delirante que jamás llegaría a nada y a quien el tío Anibal bautizó como "El brujo chupachotos", cosa que a Lopecito no le agradó de ningún modo y que, de hecho, provocó la ira de aquel oscuro individuo de ojos claros.

Los celos y la venganza convirtieron el liderazgo del tío Anibal al frente de la cofradía en un verdadero calvario. Acciones como romperle los pantalones en la zona de las posaderas, o ponerle sal al café, o llenarle de materia fecal de gallina el picaporte de sus aposentos, fueron algunas de las maldades sufridas por parte de mi tio Anibal, quien harto de sus idioteces, decidió despedir al insoportable "Brujo chupachotos".

Los súbditos de la cofradía se ofrecieron para liquidar a Lopecito, cosa que Anibal negó categóricamente: "No vale la pena gastar polvora en boludos", déjenlo vivir.

Aquel acto de misericordia fue el peor error que pudo cometer mi tío.

Despechado por el destierro, Lopecito juró vengarse y aseguró que, como un Rasputín de las pampas se convertiría en el obscuro e invisible dueño de poder de la Argentina que se avecinaba.
Un año mas tarde la profecía del odiable personaje se llevaba a cabo. En un seminario de espiritismo brindado en la sede de Santos Tesei de la escuela Científica Basilio, titulado "Magia de la mejor y un poco de la mas chota", Lopecito conoció a la esposa de un general que por aquel momento permanecía proscripto de la escena política nacional.

Casi ocho años despues, Lopecito, que además de ser un idiota resentido, era cabo de la policía retirado, llegaba al país para desmembrar al movimiento que con su lucha había logrado la vuelta del proscripto líder de quien ahora "el brujo chupachotos" era el guía espiritual.
Una vez convertido en Comisario general de la Policía Federal, Lopecito comenzó la busqueda de aquel grupo clandestino que lo había expulsado, y gracias a quien su resentimiento había llegado a límites insospechados. Encotraría a los integrantes de "La sarandanga" y se vengaría de ellos uno a uno.

A sabiendas del ingreso a las huestes del poder por parte de Lopecito, de la mano de tío Aníbal, la cofradía de "La sarandanga" pasó a la recontraclandestinidad para, decididamente, convertirse en uno de los ejercitos armados del pueblo, dejando atrás las infértiles e infantiles discusiones acerca de la Magia Lila y los gnomos de la Checoslovaquia septentrional, y dedicarse así a una cuestion seria y de vital importancia: combatir a aquella horda de traidores que habían cambiado la manera de pensar del querido lider, otrora popular y generoso.

De más está decir que los registros escritos de la cofradía de "La sarandaga" fueron destruidos para preservar la integridad de aquellos quienes supieron integrarla, quedando sanamente en nuestra memoria la lucha de aquellos que decidieron hipotecar su futuro, para poder asegurar el nuestro.

Cuenta la leyenda que los ex integrantes de la cofradía de "La Sarandanga" , luego convertido en el EPA (Ejercito Popular Argentino) fueron los autores de una copla que, a pesar del tiempo, quedaría grabada en en la memoria colectiva de nuestra patria:

"Que pasa, que pasa
que pasa General
que hay tanto gorila
en el gobierno nacional"

Aquel camino sinuoso que tomara El tío Anibal, producto de la joda y el chupi, había por fin encontrado su cauce de rectitud heróica que finalmente nos brindaría un ejempo infinito.

Sin documentación alguna, sin saber la verdad a ciencia cierta, sin poder demostrar la existencia de aquella cofradía del torreón del monje, he de seguir en la busqueda de la sarandanga y de documentos que la avalen como tal, pero al menos, debo agradecer al hermano mayor de mi padre la enseñanza de la lucha,que, afortunadamente, permanece en mí como un mandato imborrable.

Para despedirme, solo puedo dejarles aquella inolvidable frase del che Guevara, que siempre guía mis caminos: "Hasta la victoria siempre" y para quienes no la comprendan, les dejo la frase del gran revolucionario en forma de remake pedorra de director de cine yanki :"Retroceder nunca , rendirse jamás".